Para los orientales el bambú gigante es símbolo de crecimiento y de paciencia.
Al plantar la semilla se debe esperar durante siete años para verlo asomar
de la tierra.
Durante este período, se debe regar y mantener la semilla al resguardo de
los pájaros.
Uno nunca sabe, hasta siete años después, si la semilla germinó
exitosamente o no, sólo se debe esperar y hacer lo que debe ser hecho.
Pero cuando el brote de bambú asoma, en tan solo veinte días,
puede alcanzar una altura de hasta siete metros o más.
Lo logros alcanzados son el fruto del esfuerzo y la energía dedicados al
camino correcto sin la certeza de que los resultados fueran a germinar.
Como el maestro que planta el bambú sólo podemos hacer una cosa...
hacer lo que debe ser hecho sin esperar recompensa alguna.
La paciencia, que es la madre de la sabiduría, es la virtud fundamental de
aquel que vive una vida Zen.
Deseo de todo corazón que encuentren esta virtud y la cultiven como un
verdadero tesoro...
la Sabiduría no reside en alcanzar la Iluminación, la Iluminación es el
comienzo de la Sabiduría.
jueves, 28 de enero de 2010
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